martes, 1 de diciembre de 2009

High Tide Times


“Dices mi nombre y dejo de existir”
(El silencio)




No se vive, se navega. Navegamos y navegaremos por este océano llamado vida. Sus aguas siempre nos depararán misterios (unos gratos y otros no tanto), pero siempre aleccionadores. A lo largo de nuestro viaje nos hacemos expertos. A veces, viajamos solos, teniendo como única compañera y guía a las estrellas. Otras, cuando las aguas se calman, nuestro maltrecho pero diestro bote se topa con otro y entonces el viaje se hace más llevadero. Cuatro brazos reman mejor que dos. Pero también ocurre que los navegantes tienen rumbos distintos…como dos grandes camaradas, se abrazan, con el deseo en sus ojos de quizá, si la marea lo permite, con el viento a su favor, puedan alcanzar el mismo rumbo o simplemente tierra firme.

Este camarada debe levar anclas, reajustar su brújula, mirar al firmamento, coger fuertemente el remo y seguir avanzando. La marea está alta y el viento parece no soplar a favor…pronto lo hará. Gracias camarada por haber avanzado un largo trecho juntos, por haber luchado conmigo contra las inclemencias, por haber pescado (pecado, también) juntos, por haberme permitido remar mano a mano contigo. Hasta pronto, recio navegante, mantenga bien ajustada su brújula, siempre al norte, a la tierra donde nacen los sueños, donde nacen las esperanzas…hasta pronto.

Keep on sailing

Ode Elle


Did you pass by?
(Now my hear is full by Morrissey)



Should these words ever get to you
as lost stars chase the moon
in search of light
in search of life


Should these sounds ever tremble into you
as tides crash into pebbles

in search of the calm
in search of the dawn


Oscar, Steven, did you ever find the way?

to trust in words
what are they for at the end?

names, names, names, names

names to love

names to hate
names to blame
names to swear

names to forget

names to regret

Should I ever find the words?
in perfect harmony with my soul and yours
to say what I mean

or only how I feel


I just simply know not

domingo, 15 de noviembre de 2009

(H)echo días a la semana


Sometimes, you’ve got to rewind to go forward

(Have you fed the fish? sung by Badly Drawn Boy)

A veces siento que cada día tiene un espíritu distinto, que los lunes serán siempre los patitos feos de lo que el hombre llama semana, que los martes buscan mantener un perfil bajo junto con los miércoles, que los jueves son los amantes novatos, los que buscan dotarse de aquel aire prohibido y húmedo que poseen los viernes y sábados…aaaaaah, los domingos, siempre tan meláncolicos, siempre tan sencillos.

Te entiendo Lunes, naciste condenado a ser rechazado, a tolerar esos gestos de malestar de las personas con tan solo mencionar tu nombre…que mientras están contigo, anhelan estar con otro día. No te preocupes, aún hay gente que te ve con otros ojos (léase esta línea recordando la película Cabaret cuando MC dice “If only you could see her through my eyes [...]”)…siempre tenemos la oportunidad de comenzar todo de nuevo contigo.

Martes, ¿qué puedo decirte?...Siempre mantienes ese aire sobrio y desinteresado de la semana. Pareces de otro ciclo temporal (¿quizá de alguna semana marciana?). No nos ofreces nada pero tampoco pareces quererlo…llegamos a ti de manera inexorable, como impulsados por una inercia extraña, te encontramos, te sentimos, tu sonrisa autosuficiente nos perturba. Algunos creen que eres una suerte de intelectual venido a menos, aficionado al cine…simplemente, no lo sé. Pero también tu presencia nos trastorna, nos alejas de la rutina.

¡Defínete Miércoles! ¿quién eres o qué buscas? Pareces sin rumbo exacto, sencillamente no te defines, cuidado Miércoles, la gente habla cosas…la paciencia se les está terminando…recuerda, la gente habla cosas, cosas muy raras…defínete.

Jueves, el púber y novato Jueves, no puedo negar tu poder de atracción, has mejorado, pero careces de la experiencia de Viernes y Sábado…no te preocupes, poco a poco la gente dejará de confundirte con Martes (confusión muy notoria en las personas de habla inglesa)…Eres esa mezcla de inocencia y seducción, de agradable compañía e interminables charlas. Te gusta el cine y el vino…buena combinación.

Viernes y Sábado, los amantes incansables, los que penetran en nuestros cuerpos de manera gradual y sutil, haciéndonos desearlos más y más, invitación prohibida al pecado sin redención, a poder ser malditos y redimirse entre sus formas y caricias…interminables, jodidamente irresponsables, sin licencia algiuna mas que una invitación difícil de rechazar, a perderse con ellos y en ellos…Seductores incorregibles, eternos compañeros de la Noche, esa virgen terrenal y sensual, que nos cubre y protege con su velo…Viernes y Sábado, malditos pero adorados.

Domingo, siempre tienes que vivir la vallejiana resaca de todo lo sufrido, eres la consecuencia de todo lo vivido…y también bebido…nostálgico Domingo, eres único en tu especie, eres incomprendido por la mayoría que no puede ver la simpleza y profundidad de tu forma de ver la vida…imagino que no solo descansas sino que también reflexionas, ¿alguna vez nos contarás en que piensas?

Solo me queda escribir…

jueves, 13 de agosto de 2009

Amores crepusculares


[…] Anything that cannot immediately be understood is supremely seductive, and all the more so if it permeates your manner.


Sin duda un libro que está causando la histeria colectiva de niñas y no tan niñas de diversos continentes es Twilight. Su posterior proyección en el cine no ha hecho sino acrecentar el número de admiradores del libro, de la película y del actor Robert Pattinson. Conversando acerca del fenómeno con una experimentada editora española, concluimos que el impacto causado, en primer lugar por el libro, era una consecuencia predecible de una novela cuyos ejes temáticos profundos la emparentan con las novelas de género romántico. En primer lugar, si bien el contexto nos habla de vampiros y hombres lobos, el argumento cuenta la imposibilidad de un amor entre una chica y un vampiro adolescente. Ambos resultan seres de por sí conflictuados, Isabella debido a estar en una escuela nueva (típico trauma gringo, donde el nuevo es marginado de manera cruel en la escuela) y Edward por la lucha interna consigo mismo (instinto versus amor).

Ambas obras exploran temores y deseos típicamente humanos, las recurrentes disputas entre el deseo y la voluntad. Pero hasta aquí, aún no abordamos la clave del éxito de Twilight en la audiencia femenina. La key radica en Edward, cuya caracterización resulta ser una simple suma de los ideales imaginarios femeninos sacados de la literatura y plasmados en el cine de masas. “Joder, que no solo las niñas sino que también las madres y tías les has gustado mucho esa novela”, me dijo esta editora. Este vampiro adolescente posee la clases típicas y fundamentales de la actracción: impredictibilidad, misterio y sensibilidad. Su dureza y frialdad no son sino aparentes y ocultan a un ser conflictuado, difícil de descifrar, sensible y a la vez no, fuerte y a al mismo tiempo débil, rudo pero tierno como para bailar un Clair de lune. Su poder seductor, típico de los arquetipos de los vampiros en la cultura popular, radica en eso: sus acciones son impredecibles, cualidad per se seductora. Por otro lado, su imagen dista del arquetipo vampiresco mostrado en Interview with a vampire por ejemplo, Edward se aproxima, y he ahí otro de los factores de su éxito editorial y cinematográfico, a los códigos de la cultura popular occidental por su propio contexto y apariencia: el rebelde sin causa (con las disculpas del caso a James Dean, rebelde sin causa en el cine y en su propia vida) de una escuela americana.

Villanos y villanas, están advertidos...si buscan en el libro o la película un desarrollo temático vampiresco similares a los filmes donde aparecía un Drácula o Nosferatu, que explore el morbo de nuestro ser, Twilight no es la indicada. Twilight es, básicamente, una obra romántica.

martes, 11 de agosto de 2009

Escrito mañana


Nunca he creído en los deja vu. Nunca pensé en la posibilidad de estar transitando por un espacio ya conocido, ya vivido. Nunca creí que estuviéremos hechos de una retahila de confusos momentos de una(s) vida(s) anterior(es). Nunca sospeché que nuestros pasos nos condujeran al pasado, que no hacemos otra cosa sino retroceder con la torpe ilusión de avanzar, con la impostada sonrisa de alguien que asume su paso por el tiempo como una ecuación exacta que supera la fragilidad humana. Nunca digas nunca, nos dicen los mayores y no tan mayores…Nunca me pareció necesario decirlo, simplemente, porque nunca entendí esa frase.

Nunca había vuelto a sentir esa maldita sensación que recorre cada micronésima parte de tu cuerpo, manifestando esa presencia aparentemente dejada en un espacio y tiempo ya remotos. Nunca había vuelto a dejarme llevar por esa corriente tan absurda. Nunca había vuelto a experimentar mi pasado tan presente.

—Nunca creí en los deja vu…nunca.
—¿Nunca?
—¿Nunca qué?
—Olvídalo

Olvídalo

jueves, 6 de agosto de 2009

So...


Hoy me levanté con la extraña sensación de haber estado dormido por siglos, como salido de un penoso estado de coma. ¿Algúna secuela muy pero muy posterior al vino?, me preguntaba. Quizá se debiese a alguna incómoda postura en mi comodísima cama o quizá dormí más de lo debido, no lo sabía…mi única certeza era sentir mis sentidos (extraña redundancia) más vivos, como regenerados. Se preguntará, respetadísimo (no tanto, para serle honesto) visitante a esta villa, por qué preocuparse por algo aparentemente irrelevante…sencillamente, porque son en aquellos momentos en los cuales descubrimos algo nuevo. Mucho de las grandes ideas que cambiaron y cambian el destino del mundo (para bien o para mal) surgieron dentro de las circunstancias menos protocolares u oficiales. Entonces, me imagino e invitó (casi exhorto) a todos a dejarse llevar aunque sea por unos pocos minutos por los senderos de su imaginación, tomen lo que sea, escuchen lo que sea o hagan lo que sea, pero traten…al menos traten…de imaginar.

Esto es solo un avance y la satisfacción de una necesidad vil: escribir.

domingo, 28 de junio de 2009

El Canto del Retorno




Te propongo un trato…una suerte de juego. Cada palabra y cada sonido que ella te produzca tiene el toque mágico que quieras otorgarle…solo si tú así lo deseas.

Todos los ancianos del pueblo decían que era la noche más lluviosa que habían visto sus cansados ojos. Muchos de ellos no podían contener su asombro o quizá temor, temblaban y lloraban. La más anciana del pueblo mostraba una tranquilidad inquietante, interrumpida por las únicas palabras que salían de sus labios: “ha vuelto…ha vuelto a casa”.

—¿Quién ha vuelto, abuelita?, preguntó el menor de sus nietos. ¿Es la lluvia, no? La lluvia ha vuelto, sí, pero ¿por qué están así todos? ¿algo malo va a pasar?

— No es la lluvia quien ha vuelto y…no es nada malo…nunca lo fue, murmuró la anciana.

Todos los pobladores buscaron abrigo y refugio en sus casas mientras la lluvia no cesaba de caer, cada vez con más fuerza. Muchos temieron que el pueblo desapareciera bajo las aguas. Solo la anciana y su joven nieto permanecían en la plaza. El niño jugaba con la lluvia, levantaba la mirada, le producía cosquillas por todo el rostro, corría en círculos alrededor de la fuente, daba enormes saltos en los charcos que se iban formando, jugaba con el lodo, formaba pequeños hombrecitos de barro.

—Mira abuelita, tengo mi pequeño ejército de hombres. Soy el general y ellos mis soldados. Formaré una nación, solo yo gobernaré y los demás tendrán que obedecer, harán lo que yo les diga, sí. Solo me falta hacer andar a mi ejército. ¿Sabes cómo puedo hacerlo? Tú sabes muchas cosas. Por favor, dime cómo dar vida a mi ejército. Quiero gobernar una nación que haga lo que yo le diga.

La anciana parecía mirar al vacío. Sus ojos estaban fijos en los límites del pueblo, mientras la humedad de sus ropas mostraba el paso de los años por su debilitado cuerpo.

—Abuelita, dime cómo dar vida a mi ejército…a mi nación…tú sabes muchas cosas, insistía el niño.

La lluvia no cesaba, las nubes parecían bajar hasta el pueblo. Parecía que esa noche fuese a tragarse a todos. De pronto, se empezó a dibujar una sonrisa en la mirada de la anciana, su cuerpo parecía recuperar esa vitalidad de niña. Y le dijo a su nieto:

—Hubo un tiempo donde la noche cantaba melodías para que nosotros durmieramos. Las estrellas brillaban para velar nuestros sueños. Hubo un tiempo donde los árboles caminaban por el pueblo, alimentándonos, dándonos abrigo, donde el hombre era la creación más querida de la naturaleza. Todo lo que deseabas se lograba con solo decirlo, con solo cantarlo. Nuestros corazones latían al ritmo del canto de las aves por la mañana y descansaban con el susurro de la luna. Pero un día, una niña llegó a este pueblo. Tenía la misma edad que tienes, estaba muy delgada. Le dieron de comer y la vistieron con las ropas que la naturaleza nos daba. Con el pasar de los días, se fue haciendo más fuerte y los ancianos del pueblo decidieron enseñarle la comunicación con la naturaleza. Todo lo que necesitas y desees lo tendrás con solo cantarle al día o la noche, pero solo pide aquello que te diga el corazón. No pidas más de lo que necesites ni menos de lo que mereces…solo obedece a tu corazón, le advirtieron. Para la niña, al descubrir el poder de las palabras fueron como descubrir otro mundo…un mundo lleno de posibilidades. Sin embargo, poco a poco su voluntad fue tornándose más egoísta y sus palabras no reflejaban lo que dictaba su corazón. Un día, cansada de pedir cosas que no parecían satisfacerla, le cantó a la naturaleza ser su reina. De pronto, el día se tornó en noche, las hojas de los árboles se secaron y caían produciendo un sonido similar al llanto de los niños, la estrellas se apagaron y entonces la luna pronunció estas palabras:

—Les dimos todo, les enseñamos a vivir en armonía con nosotros. Les dábamos todo lo que necesitaban, pero esta niña pide más de lo que necesita. Ya no habla con el corazón sino con el deseo.

La luna entonces empezó a llorar con una fuerza que sus lágrimas convertían las plantaciones en desechos estériles. La niña al darse cuenta de su error comenzó a correr y desapareció por los límites del pueblo. Fue la primera y última vez que vi a mi madre. En su afán por ser la gobernante de un reino me hizo del lodo que se formó con el llanto de la luna. Fue la última vez que el hombre pudo hablar con la naturaleza. Por más que trataba, no podía recordar ese antiguo canto…desde ese entonces, ha pasado mucho tiempo…mucho…y ahora, ha vuelto.

El niño, asombrado por la revelación de su abuela, dejó de crear hombrecitos de lodo al entender muchas cosas. Entendió por qué le gustaba el olor a tierra húmeda, entendió por qué su abuelita nunca le habló de su madre, entendió por qué le gustaba dormir sobre el pecho de su abuelita y sentir su aroma, entendió por qué no le temía a las lluvias, pero también entendió el origen, el verdadero origen de las palabras, entendió que las palabras, las verdaderas provienen de algo más profundo que nuestros impulsos o deseos, entendió que las palabras se forman en el corazón. Caminó hacia su pequeño ejército y empezó a darle formas cada vez más definidas. Su ejército de soldados se había convertido en un ejército de árboles. Miró a su abuelita y le preguntó:

—¿Cómo era el canto?

—Solo cierra tus ojos, respira el aroma de la noche y tu corazón te lo dirá, respondió su abuelita con una sonrisa de satisfacción.

El niño empezó a cantarle a la lluvia, a las nubes y a la tierra. Su pequeño ejército de árboles creció hasta tocar las nubes, que poco a poco iban alejándose para dar paso a la profundidad de una noche oscura. Cada vez, el niño cantaba más y más fuerte. Los árboles presentaban un verdor distinto y un aroma que atrajo a todos los pobladores a la plaza. La lluvia había desaparecido junto con las nubes y el manto de lo noche empezó a envolver a los pobladores con una sensación de cálida serenidad.

—¡Miren, las estrellas están brillando nuevamente!, gritó la anciana. ¡La luna!...¡la luna!...¡Está cantando nuevamente!

Nadie podía creer lo que estaba pasando ante sus ojos. Todo lo que sus antepasados les habían transmitido de generación en generación estaba ocurriendo frente a ellos. El niño dejó de cantar y empezó a dar saltos por toda la plaza.

—Gracias, Madre…gracias por volver, susurró la anciana en el momento que una estrella fugaz recorría el firmamento para perderse en esa región inhóspita de la luna que tiene forma de conejo.

sábado, 27 de junio de 2009

la niña y la perla




Te propongo un trato…una suerte de juego. Cada palabra y cada sonido que ella te produzca tiene el toque mágico que quieras otorgarle…solo si tú así lo deseas.


Un día, preguntándose si los árboles enormes del bosque no eran sino viejos gruñones, la niña encontró una perla de un brillo particular entre las raíces de uno de ellos. ¿Será de la Tierra o quizá de algún otro lugar?, se preguntó con sorpresa. Esta perla tenía la particularidad de hacer que las cosas cambien de color.

Cada día, la niña se despertaba muy temprano, tomaba su desayuno, cogía unas peras de la cocina y salía directo al bosque con nada más que su pequeña libreta en la que dibujaba las flores que veía y los diminutos seres que alegraban esos momentos. La perla la tenía dentro de una bolsita de seda que su abuelita le hizo para que guardase, como ella le dijo, “aquellos tesoros que nos da la vida”. Así, armada con lo necesario para disfrutar una mañana de sol, se entregaba a ver la naturaleza a través de la perla. Esos enormes ojos negros, que armonizaban con su indeciso pelo ondulado (para su molestia), descubrían y se fascinaban con la maravilla de la creación. La perla le mostraba colores que jamás había imaginado., formas con las que nunca soñó.

A veces se sentaba en medio del bosque, sacaba su libreta e intentaba dibujar el mundo que le mostraba la perla. Sus ingenuos dedos trataban reproducir lo que había visto, sus crayones trataban combinaciones insólitos, su respiración se hacía más intensa. Sin embargo, ninguno de los dibujos lograba satisfacerla…aun cuando estos eran muy cercanos a las imágenes que tenía en su mente, de alguna extraña forma, no lograban hacerle vivir la misma sensación.

A pesar de nunca lograr la reproducción perfecta, la niña del misterioso cabello ondulado mantenía la misma mirada serena y esa sonrisita que parecía pedir permiso. Un día, caminando por el bosque, tropezó con una ramita seca y delgada. La perla que tenía en sus manos se le fue deslizando lentamente hasta caer suavemente en una laguna que ella jamás había visto. La niña de sonrisa plena comenzó a llorar y lamentaba su poca suerte. “Jamás volveré a ver las cosas con tanta magia, con tanta vitalidad y ternura”, se decía mientras sus lagrimas comenzaban a crear pequeños hoyos en la tierra. De pronto, la laguna que parecía haberle quitado su más preciado tesoro empezó a cambiar de apariencia. Esta laguna formaba pequeñas olas y cada una de ellas presentaba un color distinto: ¡los colores que veía la niña con la perla! Sus lágrimas habían formado pequeños orificios en la tierra, que se asemejaban a la laguna.

Una tortuga que había estado disfrutando de los placeres del sol y las delicias de la laguna se acercó lentamente a la niña y le dijo: “No tienes por qué llorar, puedes haber perdido la perla pero no has perdido lo que ella te mostró. Lo único que tienes que hacer es cerrar tus ojos y verás que los colores y las formas siguen ahí intactas. Nunca lo perderás mientras lo guardes en tu alma. Siempre podrás ver la naturaleza y las cosas de una manera mágica…solo si así lo deseas”. La niña dejó de llorar y intentó acariciar a la tortuga pero esta se convirtió en una hermosa y colorida boa que se introdujo en las profundidades de la laguna. “Nunca pierdas la magia que tienes y siempre tuviste en tus ojos”, le dijo la traviesa boa.
La niña, con una sensación de calma y armonía que le daba la laguna, comprendió el real significado de las palabras de la tortuga-boa. Caminó hacia la laguna, se sacó sus tan coquetas balerinas punkies, y dejó llevarse por las delicadas olas. Su cuerpo se baño con esos colores que tanto deseaba. Llegó a la orilla y sacó su libreta, cogió sus crayones, los sumergió en la laguna y usó los orificios que había formado sus lágrimas como paletas donde colocaba sus crayones…se sentó a mirar la frondosa vegetación, esa invitación a ser parte de ella, suspiró y empezó a dibujar con los colores que le regalaba la laguna…

Jamás una sonrisa logró iluminar tanto las mañanas desde aquel entonces.

martes, 10 de marzo de 2009

juego de espejos

sigues en búsqueda de un rumbo
simplemente no lo hay
buscas luchar contra con el mundo con tus puños
simplemente no hay lucha
no hay mundo
solo tus puños
quieres encontrar lo desconocido
solo búscalo dentro de ti


tu reflejo te lastima
y quieres mirar a otro lado
solo mírate
no habrá fantasmas
ni temores

solo tú
y esa sonrisa calmada
que tanto conozco

miércoles, 4 de marzo de 2009

malentendido

malentendido

palabra

accion

palabra

accion

accion

palabra?

accion sin palabras

sensaciones

caricias

no significado

y despues palabra

palabra

palabras

ruido

rasguido

palabra viva

palabra doliente

gesto en palabra

accion en palabra

sensacion sin palabras

dolor y palabra

dolor

palabra en accion